El Parlamento Europeo y el Consejo de la UE (formado por los países) alcanzaron en la tarde del lunes un acuerdo provisional sobre la norma Euro 7 que reducirá las emisiones contaminantes de los coches, y en particular las generadas por los frenos y las ruedas.
Era el paso que se esperaba desde comienzos de noviembre, cuando el Parlamento aprobó su propuesta definitiva. Antes lo habían hecho ya los países del Consejo -a finales de septiembre- mientras que la Comisión Europea había dado a conocer la suya en noviembre de 2022.
RESPIRO PARA FABRICANTES COMO ESPAÑA
Este último texto era el más duro tanto por los límites como por los plazos. En cambio, el que se aprobó ayer viene a ser el más ‘light’ tras las cesiones que ha tenido que hacer el Parlamento, que se encontraba en una posición intermedia. Y viene a ser un respiro para los países fabricantes de automóviles pequeños, como es el caso de España, ya que estos no verán incrementados sus precios hasta casi ser expulsados del mercado, como advertía la industria si se realizaban grandes cambios.
Además, interesaba llegar a un pacto antes de que nuestro país ceda a Bélgica la presidencia del Consejo en 2024. El país centroeuropeo ya dijo que no seguiría adelante con el proyecto por lo que, tras un primer trílogo el pasado jueves que fracasó, se convocó de urgencia el de la tarde de ayer.
ENTRADA EN VIGOR EN 2027 PARA LOS TURISMOS
La nueva regulación tendrá que ser ratificada por cada una de las dos partes, con la intención (por los periodos de carencia que se dan) de que entre en vigor de forma efectiva en 2027 para los turismos y las furgonetas; y a mediados de 2029 en el caso de los camiones y autobuses. Esos son dos años más tarde de lo que proponía la Comisión y se mantiene la excepción de un año extra de carencia para los pequeños fabricantes, con menos de 10.000 vehículos al año si son turismos.
En este tipo de vehículos y en las furgonetas, las cosas seguirán esencialmente como hasta ahora, con los mismos protocolos de prueba y límites de la actual Euro 6. Es decir, 80 miligramos de NOx por kilómetro en los vehículos con motor diésel y 60 en los gasolina.